lunes, 30 de junio de 2008

Ese Pitingo!!!

Cuando uno piensa que en lo referente a la música esta todo inventado tienen que venir los de siempre, negros y gitanos ( UY!! Debí decir afro-americanos y romanís) a recordarnos que ellos crearon todo esto y que cuando les sale de los cojones vuelven a hacerlo. La imagen del tal "Pitingo" es una mezcla entre un japones cocido a sangría y Rodolfo Chikilicuatre pero canta como los putos angeles. Flipante, de verdad. LLevo toda la semana obsesionado con la versión que hace del viejo "Killing me softly whith this song". Vamos, que me rio yo de la que hicieron mis adorados "Fugees".

viernes, 20 de junio de 2008

Si lo dice Charles ...

" muéstrame a un hombre que viva solo y tenga una cocina perpetuamente sucia, y cinco veces de cada nueve se tratará un hombre excepcional "

- Charles Bukowski, 27/6/67, hacia
la 19ª botella de cerveza.


" muéstrame a un hombre que viva solo y tenga una cocina perpetuamente limpia, y ocho veces de cada nueve se tratará de un hombre de cualidades espirituales detestables "


- Charlers Bukowski, 27/6/67, hacia
la 20ª botella de cerveza.


No solo estoy de acuerdo con esta máxima, además la extendería al baño y al dormitorio.
¿ Acaso puede uno fiarse de alguien que tiene como afición la limpieza metódica de su casa ?
Pues claro que no. Ese tipo será seguramente una persona con una carencias sociales y afectivas grandísimas que terminarán por convertirlo en un genuino sociópata.
No hay por que vivir entre la mierda, pero ¿no les horroriza entrar en una casa en la que todo está en orden, donde no hay cacharros con grasa agarrada en el fregadero y haya que apoyar el vaso en un posavasos robado en el puti-club de la esquina?
A mí, sí.
Y si además está aderezado con un juego de ajedrez fabricado en metraquilato ya ni les cuento.
Un hogar debe tener solera.
En las botellas de vino caro es algo muy apreciado porque denota veteranía, paciencia, saber estar (joder, parezco Jose Luis Moreno).
Debe tener parte de nuestra personalidad y reconozcámoslo, a nadie le atrae la dura tarea de tener la casa como los chorros del oro.
Por lo tanto rompo una lanza en favor de todo aquel que pueda encontrar monedas perdidas debajo del sofá, o se acuerde una semana después de tener media pizza reseca en el horno, o del que de su portarollos de papel higiénico cuelga siempre el canutillo de cartón con media tira de papel, o simplemente no haya limpiado los cristales nunca y así evite los nocivos rayos uva.

¡Si señor! Estoy con vosotros, y sé que jamás pondreís funda a vuestro sofá.